El fenómeno Frozen

La taquilla mundial de películas animadas siempre estuvo dominada por películas de Disney, tales como El rey león (1994), que había superado a Aladdin (1992), o Toy Story 3 (2010), que superó a la historia de Simba. La recaudación de la cinta fue tan grande, con $1.066 millones de dólares, que no tenía competidora en el sentido económico y cultural de la palabra. Sin embargo, en 2013, se estrenó otro largometraje de Disney que superó con creces a la historia de Woody y Buzz, tomando al mundo por sorpresa y asentándose rápidamente en la cultura popular.

The Lion King (1994) y Toy Story 3 (2010), anteriores líderes de taquilla.

El filme en cuestión es Frozen, dirigida por Chris Buck y Jennifer Lee, y protagonizada por Kristen Bell (Veronica Mars, The Good Place) e Idina Menzel (ganadora del premio Tony a mejor actriz en musical por Wicked en 2004) en las voces de la princesa Anna y la reina Elsa. Cabe destacar que, a su vez, está inspirada en La reina de las nieves, un cuento de Hans Christian Andersen.

Frozen narra la historia de la princesa Anna, quien debe encontrar a la única persona que puede detener el eterno invierno en su reino, su hermana Elsa y sus poderes mágicos de hielo y nieve. Esta película tiene factores importantes que la hacen destacar de las demás películas de princesas. En primer lugar, las canciones son complementos llevaderos y pegadizos que atrapan a grandes y chicos, con “Let it Go” o “Libre soy” como la estrella, que ganó el Oscar a Mejor canción original y seguramente te cansaste de escuchar al momento de su estreno. En segundo lugar, el repertorio de personajes queribles que aparecen que van desde mujeres fuerte e independientes como las protagonistas hasta el entrañable vendedor de hielo Kristoff y su reno Sven. Por último, y no menos importante, esta película sobresale de otras por las temáticas que trata: la auto aceptación, la superación de conflictos propios y, en especial, el amor fraternal entre individuos que no son pareja, rompiendo así la clásica estructura de este tipo de películas. En líneas generales, este filme resulta ser entrañable, divertida y única en su género, que es digna del reconocimiento que tuvo, entre los cuales destaca el Oscar a Mejor película animada.

Elsa y Anna, los personajes femeninos de Frozen

El éxito de Frozen fue tan abrumador como inesperado para Disney y todos los involucrados en ella, recaudando $1.276 millones de dólares y volviéndose instantáneamente un nuevo clásico de Disney. Unos no paraban de cantar las canciones y de ver la cinta múltiples veces, mientras que otros la detestaban por la gran popularidad que ganó entre la sociedad. En 2015, junto con el estreno del live-action de La Cenicienta, se incluyó un cortometraje, contando una breve historia después de los hechos de la película. Mientras trabajaban en él, que fue llamado Frozen Fever, los directores se dieron cuenta de que extrañaban a Elsa y Anna y, durante el proceso, surgieron las primeras ideas para lo que parecía inevitable: una secuela.

Frozen II se estrenó a fines de 2019 en Estados Unidos y durante la primera semana de enero de 2020 en América Latina. Chris Buck y Jennifer Lee retomaron su rol como directores y todo el cast original volvió a dar su voz a sus personajes. La trama gira en torno a descubrir el origen de los poderes de Elsa, mientras descubren el vínculo entre su reino y un bosque encantado.

El Bosque Encantado, lugar donde ocurren los hechos de Frozen II

Para empezar, se tuvo en cuenta el crecimiento de la audiencia que vio la primera cinta en los cines. Por ende, la película se siente más madura ya sea por el argumento y los temas que se tocan, las aspiraciones de los personajes o por la ambientación oscura y misteriosa de la misma. Otro punto a valorar es el personaje de Elsa, quien pasa a ser la protagonista y tiene un desarrollo interesante que se roba la atención del espectador. Además, el muñeco de nieve Olaf pasa de ser el alivio cómico de la primera aventura a ser curioso y disfrutable. Una de las cosas que hicieron destacar a Frozen fueron sus canciones. Sin embargo, la secuela no logra replicar la magia en todas sus melodías, ya que algunas no se sienten necesarias en el argumento, siendo notables dos temas sobre el clímax de la peli: “Lost in the Woods” y “Show Yourself”. Del mismo modo, otra falencia puede ser la repetición de asuntos vistos en la primera entrega, tales como la sobre protección y la incapacidad de expresar amor, pero es una cuestión que se repite en secuelas de distintos largometrajes.

En general, Frozen II es una buena continuación de la historia original y por sí sola es entretenida y está bien lograda, pero no logra el impacto rompe-estructuras de la primera entrega. Así y todo, en taquilla recaudó $1.449 millones de dólares, superando a su antecesora y ubicándose segunda en la taquilla histórica de películas animadas, quedando detrás de la nueva adaptación realista del Rey León (2019).

Elsa, Anna, Kristoff, Sven y Olaf, los personajes que regresan en Frozen II

Con esta secuela, la llamada “Frozen-Manía” volvió más fuerte. No solo los elementos de esta nueva historia se empezaron a hacer presentes en la cultura popular, sino que aquellos de la primera cinta volvieron a aparecer. El fenómeno provocado por estos largometrajes se extendió a grandes y chicos de todo el mundo. Pero, ¿Existe una razón exacta de ello?

En mi opinión, y como mencioné anteriormente, Frozen marcó tendencia al tocar temas modernos que no suelen ser empleados en animación para toda la familia como la autoaceptación y la importancia del amor no romántico. Frozen II redobló la apuesta y toca temas más adultos como encontrarse a sí mismo y actuar frente a los cambios repentinos. Al igual que la trama, las canciones también hablan de ellos, a la vez de ser pegadizas y disfrutables tanto en el contexto de la película como en una radio o medios digitales.

Estas dos cuestiones hacen de esta franquicia única dentro de las películas de Disney, una corporación que muy rara vez no logra un éxito en crítica y taquilla, pero de ese tema hablaré más adelante.